jueves, 3 de diciembre de 2009

Pacífico.


Ahora que estoy vacía, ahora que no hay canción, toda la luna cabe en mi. Ahora que soy silbido
de alguien que sale a andar, veo otro cielo alrededor. Todos esos deseos de noche fría y de alcohol, hoy te los quiero regalar. El agua me salpica, el fuego es realidad, me gustaba tanto tu voz. Dejando que suceda es más fácil así, el cuerpo bien sabe flotar. Distintas las miradas y tu contestación, muestra qué inútil fue mi hablar. La mente está vacía, el cuerpo quiere girar
y en la pupila aquel dolor. Voy a llevarte en mí, y ahora sé muy bien, que me llevarás hasta donde estés, adonde vayas un tatuaje azul, en la voz azul. Algo tiembla al oído, sombra de un susurro sin voz; la última oportunidad.

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